Renato Camarillo Duque, un trabajador del patrimonio cultural e indumentario
Su trabajo como restaurador, conservador y curador lo han llevado a montar exposiciones donde la indumentaria destaca por su peculiar enfoque cultural y artístico.
Cuando empecé la serie de los coleccionistas de moda uno de los nombres a los que llegué gracias a referencias de colegas fue el de Renato Camarillo Duque, un nombre desconocido para mí pero con casi 20 años de experiencia en la restauración de objetos de valor cultural como la escultura, pintura e indumentaria, fieles testigos de la trascendencia humana a través del tiempo.
Su perfil llamó mi atención porque me pareció que más personas deberían conocer lo que hace, sus motivaciones y de alguna forma que lo consideren como un referente en la escena cultural en México, perfiles que en el mundo de la moda escasean.
Para esta entrega les quiero compartir lo más destacado de la conversación que tuve con él donde me contó sus motivaciones, en qué consiste su trabajo y el compromiso que siente por lo que hace, mismo que lo ha llevado a darle la vuelta al mundo a los museos y exposiciones más importantes para describir los tesoros de la humanidad, que al final del día, le han las dado herramientas para seguir especializándose.
¿Quién es Renato?
Desde una edad temprana Renato tuvo muy claro que quería dedicarse a la restauración de piezas y objetos. Una ventaja, por así decirlo, porque desde muy joven formó parte de importantes proyectos dentro de las instituciones y lugares más importantes para la cultura en México como el Museo de Frida Kahlo, la Cineteca Nacional y el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Sábado. 9:00 am
Luego de un animoso saludo y un intercambio de palabras sobre por fin coinicdir aunque sea por videollamada, Renato me va contando un poco de lo que hay detrás de él, pues a través de la pantalla puedo ver algunas mesas blancas portátiles y a alguien trabajando en una pintura. En general parece una casa.
“Es mi casa, normalmente había un comedor donde comía, pero ya no tengo casa realmente. Como y duermo en mi recámara casi, casi, porque de verdad que todo se ha ocupado entre colecciones, tránsito, almacenamiento y la biblioteca que ya es muy grande. Ahora el carpintero va a hacer una alternativa para esa biblioteca es difícil porque el espacio ya no me da”, señala.
Rápidamente me comenta que están trabajando en una obra de arte que van a entregar mañana, se trata de una virgen, una pieza peruana del siglo XVIII. “Es bellísima, se restauró, y se le está dando el ultimo retoque”, me explica.
Explorando su entorno con la mirada me platica que en ese momento todo está absurdamente limpio, pues normalmente la cantidad de obra que recibe es muy diversa. “Tenemos ahorita una chaqueta de Diego Rivera que vamos a entregar la próxima semana. Es una maravilla. Estamos trabajándola, ya vino el sastre, se hicieron observaciones de la anatomía de la pieza, alternativas para reconfigurar su patronaje, preservar su estructura, ser muy respetuosos con la evidencia histórica de la prenda”, me comparte. “De aquí entran y salen colecciones todo el tiempo”.
La razón por la que tardamos en coincidir para esa videollamada es porque Renato viaja mucho, y no es una descripción que ensalse su persona o para crear pretensiones.
Hace un par de meses estaba en Marruecos para instalar una exposición de aves de México en Marrakech, a donde llevó colecciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y el INBAL. También visitó el Brooklyn Museum y MET en Nueva York para recorrer diversas exposiciones de moda y arte. Lo mismo pasó en Australia, donde asistió como invitado a la exposición de Frida Kahlo en un pueblo llamado Bendigo al norte de Melbourne.
Entre los viajes, el trabajo y la Especialidad en Valuación de Arte Moderno y Contemporáneo en Casa Lamm, el tiempo que le queda destinado a otras actividades es medido.
Juan Ramón: ¿Cómo es que llegas a este punto de tu vida donde tienes esto en tu casa?
Renato: Siendo muy niño tuve mucha conciencia de mi núcleo familiar. Me remitio a eso porque fue donde se me dio la primera semilla. Mi abuelo materno (originario de Ciudad de Guzmán) era una persona culta y sabia, que no son cosas iguales, y era una persona muy inteligente, ambiciosa del conocimiento.
No estudió nada, académicamente, pero fue una persona autónoma y trabajadora que tuvo muchas luces y amó los libros. Una cosa muy importante que nos dejó a toda la familia es que amó viajar. Y a partir de los viajes, él contestó muchas preguntas que se hacía cotidianamente sobre las civilizaciones, la política, la sociedad, el arte, la cultura material.
Yo creo que ahí nació mi interés por el objeto, por las piezas, el arte y las culturas indígenas. Un gusto muy primario, sin mucha profundidad. Me terminó admirando la belleza de las piezas, la trascendencia o la profundidad de las cualidades técnicas, estéticas, esos valores que le vamos dando a los objetos.
“Recuerdo mucho ver una Geisha preciosa que todavía está en casa de mi abuela, que vive todavía. Está en una vitrina que compraron en Japón en los años 60 o 70. Una pieza preciosa con una actitud muy linda, una muñeca de 40 centímetros quizá, perfectamente peinada y ataviada”, me comparte con emoción.
Me cuenta que conforme fue creciendo y entendiendo un poco más sobre las telas de seda, los brocados, el kimono, así como los objetos y ropa que traían sus abuelos de cada viaje (como por ejemplo de Sudáfrica, China, Irlanda) le interesaban cada vez más, al punto de que era sumamente emocionante esperar a los abuelos en el aeropuerto y ver lo que traían.
JR: ¿Cuál fue el primer paso que diste para dedicarte de lleno?
R: En algún momento mi abuelo me dijo que cuando él faltara me haría cargo de cuidar su colección y ahí fue donde me di cuenta que necesitaba entender y a hacer algo por las colecciones, por las piezas.
Empecé a investigar y encontré lo que es la restauración. Esto a los 12 años. Desde muy joven supe lo que quería estudiar para llegar a la restauración, primero estudié Química en el Instituto Politécnico Nacional y después hice el examen para la Escuela de Conservación.

Desde que entré, dije que quería dedicarme a colecciones y a textiles. Eso de me ha ayudado mucho porque he caminado por un sendero un plano, nunca he fluctuado entre una u otra, desde que yo entré la gente me ubicó por textiles moda y también me ayudó a construir mi propia personalidad que creo que también es importante dentro de todo este imaginario que se desarrolla alrededor de mí. No porque yo sea una cosa importante. Absolutamente me alejo de todo eso.
“Para mí la ropa tiene una importancia primaria, porque es lo que nos abraza, lo que cubre una necesidad básica y en segundo lugar porque es un medio de comunicación que algo nos dice a partir de la configuración de nuestro propio look. En mi caso se mezcla mi personalidad con un gusto por la historia, por lo artesanal, por lo único y diferente”.
Restaurador, conservador y curador
Para ser restaurador, Renato tuvo que estudiar Química, ciencia necesaria para entender la materia, la construcción de los objetos, pero también para entender cómo incide la intervención en la materia original. Por ejemplo, si se le debe de poner un adhesivo o no, a qué temperatura, qué pasa con las fibras de proteína o de celulosa.
La química le ha ayudado es entender un poco más la dinámica de la materia, de hecho, el camino recorrido ha sido poco a poco, porque yo siendo honestos, no se considera una persona muy inteligente (hablando de esa inteligencia académica, de un examen, como él me explica). “Yo soy bastante malo para la escuela, pero soy muy bueno en otras cosas”, me comparte.
Me gustaría empezar primero a definir las especialidades de Renato: restaurador, conservador y curador. Cada una de ellas son cosas distintas. Me explica que el restaurador trabaja con la materia, toma un objeto, estudia ese objeto, estudia su técnica de manufactura, su color, su forma, su contexto histórico, su función dentro del espectro, cuál es la función de ese objeto, si se usa o no se usa, quién lo usó, para qué lo usó, en dónde está, para qué sirve.

“¿Es importante porque es un regalo diplomático?, ¿por qué es importante?, ¿por qué lo voy a conseguir? Después que resolvemos eso nos aproximamos a la parte del estado de conservación ¿qué deterioros tiene?, ¿está rayada?, ¿sucia?, ¿tiene huellas de uso?, ¿está rota?, ¿fisurada?”
Luego es necesario además hacer un análisis para la propuesta de intervención. Para esto hay que hacerse de nuevo algunas preguntas como ¿cómo le voy a quitar lo sucio, lo percudido? En general la propuesta de intervención tiene que ver con los procedimientos técnicos, donde el objetivo de la restauración no es regresar las piezas al estado original, sino estabilizar las piezas y ayudar a prolongar la vida útil de sus objetos,
El conservador por otro lado hace propuestas de conservación del entorno de los objetos, lo que significa que no interviene la materia, no le mete la mano a la taza, sino que construye una caja tal vez para que se resguarde la taza, o toma en consideración todo el espacio en donde está el objeto para protegerlo, como los muros, los techos, la temperatura, la humedad o el soporte para exhibir la pieza.
“El conservador solo resana, limpia con una brocha, hace un análisis del entorno para conservar ese objeto”.

Por último, el curador, quién utiliza esos objetos restaurados para dar discursos. Se pregunta: ¿por qué se está usando este objeto? Aquí el curador argumenta la forma de las tazas, por ejemplo, a lo largo de la historia y cómo ha evolucionado. En pocas palabras, refuerza los discursos curatoriales.
“El trabajo es muy noble y parte de la restauración es que no vemos el patrimonio como arte, para nosotros es patrimonio cultural. Para nosotros el valor radica en el objeto mismo, en ese ejercicio valorativo que vemos al acercamos a los objetos y entender cuál es la relevancia y el interés, porque eso va a definir nuestra propuesta de restauración”

Renato en créditos
Este conocimiento que me compartió lo ha aplicado en diversos proyectos en los casi 14 años que de trabajo. De hecho, vale la pena mencionar los más destacados empezando por el principio.
Su primera restauración la hizo en la escuela de conservación, en el seminario de textiles, con un vestido del siglo XVII o XVIII. Un vestido de corte de tafeda y tul de seda con rebordados de lentejuelas de plata y abalorios de plata, plata sobredorada, vidrios, espejos y entorchados que inició las colecciones de indumentaria en el Museo de Historia.

“Ahí empezó mi interés más académico por investigar ese tipo de cuestiones y acercarme más a entender este tipo de indumentaria. Esa fue mi primera investigación. Después de eso saliendo de la escuela tuve la fortuna de estar el Museo de Frida Kahlo”, me comparte sincero.
El proyecto fue para la exposición de Las apariencias engañan, los vestidos de Frida Kahlo. En ese momento tenía 23 años, y ahora en retrospectiva agradece profundamente la confianza que tuvieron en él para poder hacer la primera propuesta de restauración y montaje de esas prendas.
JR: ¿Qué tuviste que hacer en ese proyecto?
R: Lo que hice fue la propuesta, bueno una revisión del estado de conservación de esas piezas y de esa restauración. Ese primer acercamiento, me dio oportunidad de entender mucho más de la cultura. A mí Frida Kahlo me encantaba desde hace muchos años atrás, tengo un librero lleno de colecciones de libros especializados en Diego y Frida. De hecho, esta admiración por Frida se repite con otra figura clave de la historia de la cultura y arte, me refiero a Dolores del Río.
Terminó la carrera en 2011 y primeros trabajos se entrelazan paralelamente. Junto con la exposición de Frida, participó en la muestra de Juan Coronel, la más importante que él ha hecho en su historia como curador: las Perlas de la Virgen y tus labios de coral el adorno popular. Fue la primera muestra que abarca el universo de la joyería y del adorno popular en las comunidades indígenas en el Museo Nacional de las Culturas Populares en Coyoacán.
La cosa no paró ahí, también lo contrataron en la Cinética Nacional para que se hiciera cargo de los vestidos de Dolores del Río. Esta tipo de movimiento laboral entre instituciones y museos públicos o privadas le ha ayudado muchísimo a entender las dinámicas de cada espacio, que son muy diferentes.

“En uno tienes acceso a cosas muy distintas, desde el recurso, la gestión, la colaboración. Otros muy importantes porque me dotaron de herramientas para poder salir a enfrentarme al mundo real. Desde muy joven tuve esa posibilidad que me enseñó a ahorrar material, a maximizar recursos, a mediar”.
JR: En febrero visité la exposición de Tolita y María Figueroa en el Seminario de Cultura Mexicana, ¿esa fue tu primera incursión como curaduría? ¿cómo llegaste aquí?
R: Fue en el 2015 cuando entré al Instituto Nacional de Bellas Artes, de hecho, trabajo en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble y estoy en el taller de textiles, arte decorativo.
Cuando yo entro los museos empiezan a saber que estoy trabajando en este patrimonio y del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo me dicen, "No está en las mejores condiciones y se necesita actualizar su estado de conservación e inventarios”, entonces así empiezo a trabajarla. Propongo que se restaure y se haga una exposición y esa fue la primera vez que hago una curaduría formal.
La exposición se llamó Diego Rivera, genio, figura y silueta. Se presentaron conjuntos de ropa de Diego. Afortunadamente, tuve el privilegio de que estuviera Guadalupe Rivera, la hija de Diego, en la exposición, y me dijera que le parecía una extraordinaria exposición, porque había logrado transmitir esa esencia de Diego Rivera desde su ropa, los que utilizaba y hablar sobre las telas y el patronaje.




Imagínate, la anatomía de Diego, la altura, la panza, la proporción del cuerpo. Todos esos temas que no solamente hablan de una moda presente porque tiene que ver con la conformación de la identidad a partir de evidencias como el calzado, la talla, los sastres, las etiquetas.
Fue una investigación que abarcan diferentes líneas, esa fue la primera vez que trabajé la curaduría, después hice otras cosas. Por ejemplo, María Candelaria, 80 años de historia, con la donación de los dos rebozos que hizo la familia de la Cineteca Nacional, que me llevó cuatro años convencer para que esos rebozos pasaran a la Cineteca.

Para esto fueron muchos años de mucha investigación, de archivos, de metodología, de libros. Luego de eso, la restauración, hacer los maniquíes, la instalación y luego hacer los textos. Es muchísimo trabajo.
Para mí la curaduría no ha sido algo que me dé un ingreso, más bien es algo que me ha nutrido personalmente. Me ha permitido conocer colecciones particulares, colecciones públicas, archivos, me ha sistematizado.


La colección de Renato
JR: Quisiera saber más de tu colección. Ahorita me mostraste libros, pero, así como tienes libros, tienes tal vez tienes otros objetos.
R: En si no soy un coleccionista per se como Carlos Didjazáa u otros grandes coleccionistas formales que invierten tiempo y mucho dinero. Yo mismo siendo restaurador ayer traje un libro para mi biblioteca que es una cosa que se usa para mí. Para coleccionar libros hay que espirarlos, inventarlos, restaurarlos, ponerles una guarda, no solamente es comprar el libro.
JR: ¿Qué es lo que tienes entonces que podría considerarse como colección?
R: Tengo algunas cosas que para mí son especiales, y piezas que yo he comprado, que me han regalado, muchas cosas que he atesorado porque además de tener etiqueta, fueron usadas por otros personajes como Andrea Palma.
Tengo ropa que me ha dado las hermanas Figueroa, una camisa de Pixie, un vestido de Manuel Méndez. Digamos atesoro cosas que me han obsequiado y hay otras cosas que yo he comprado y que a mí me parece valioso. Lo que yo he coleccionado son cosas que uso, por ejemplo, algunos collares como éste que compré en Hawái de una comunidad indígena.
Las piezas que he adquirido no son necesariamente antiguas, sin embargo, les he encontrado con especial interés, por su procedencia, porque me parecieron lindas. Así he empezado y además he empezado a discriminar ciertas cosas. Porque, te digo, la acumulación no es muy buena. Siempre tienes que pensar qué priorizar, en qué vas a guardar en tus cofres.
Una de las conclusiones a las que llega en este aspecto es que el ser coleccionista (y también investigador) es que te debes de mover hacía donde está la información o los eventos, como una biblioteca, y probablemente esté en Inglaterra, o se tenga que viajar a pedir el acceso a una colección privada. “Lo haces, porque tú ambición es por el conocimiento, por tener el dato, por obtener la referencia, la justificación, está ahí siempre”, puntualiza.
“Creo que es una de las características de un coleccionista es que sea un buen investigador, no digo que yo sea bueno, simplemente lo he hecho con lo que he tenido a la mano y he tratado con mucho sustento. Y con mis posibilidades de viajar”.
JR: ¿Qué te ha permitido descubrir tu trabajo? Me imagino que estos viajes te han ayudado a expandir tu mente en tu búsqueda constante de conocimiento al hallarle respuesta a las cosas que, al final de cuentas, terminan de cerrar tu círculo de conocimiento.
R: Totalmente de acuerdo y además sabes qué, me ha interesado mucho que para abrir la boca necesitas tener elementos, y yo trato siempre de tener, no digo que mi opinión o del punto de vista sea definitiva, solo que a mí me gusta mucho el debate, creo que enriquece mucho y me hace reflexionar mucho.
Yo estoy siempre abierto a la crítica, pero me gusta la crítica y la opinión informada, me gusta que las personas seamos en la medida de lo posible objetivas. Entonces, si yo opino de una exposición voy a revisarla, tener el catálogo, entender el espacio, ver la iluminación, saber el color de los muros, observar los objetos, la dignidad de esos objetos en el espacio expositivo.
Por eso viajo. Viajo con la intención de conocer el textil tradicional de cada lugar, de México o en otros lugares. Viajo para conocer las exposiciones, viajo para conocer las obras artísticas, porque me interesa, me nutre conocer a las personas que me ilustran porque me hacen entender desde otra manera su entorno y los objetos que me interesan.
“El valor radica no en la materia misma, sino en el propósito, en la educación que despiertan esos objetos materiales y las sociedades. El humano ha aprendido a construir las cosas más hermosas del mundo, como el Taj Mahal”.
Luego de dos horas de conversación siento que tengo más que solo información sobre la tarea que hace un restaurador, en esencia la tengo, pero también fue una conversación llena de detalles, confianza, matices y de alguna forma emocionante. No de esa emoción como al subirte a un juego mecánico, más bien emoción por el conocimiento, por la vitalidad del descubrir.
En mi opinión esa es la sensación que te hace seguir porque tienes un objetivo y sabes lo que quieres, que en el caso de Renato es muy claro y sabe que hay mucho trabajo por delante. En este sentido no me puede quedar con las ganas de saber lo que viene en un futuro cercano para él.
JR: ¿Y qué planeas hacer para este año? ¿algún proyecto que me puedas compartir?
R: Este mes estaré trabajando en la exposición de Tolita y María Figueroa que se va la Cineteca Nacional, la directora me ha pedido que lleve lo de Seminario de Cultura Mexicana ahora enfocado en cine por el trabajo que desarrollaron las hermanas. Se va a instalar este mes, seguramente en mayo estará lista y va a estar hasta septiembre.

También estoy haciendo el homenaje nacional a Dolores del Río, que me gustaría que se hiciera en el Palacio de Bellas Artes. Me parece que es muy interesante que se pueda retomar la figura de Dolores como una promotora y embajadora de México en el mundo. No sé si vaya a ser en este sexenio, llevo mucho tiempo en la investigación, pero bueno, estoy tratando de abrazar este tema y terminarlo, porque imagínate la cantidad de información que hay.
Estoy trabajando también en las colecciones de títeres del Museo Nacional del Títere Rosete Aranda que se van al museo de Huamantla, en las artes y atendiendo diferentes proyectos de textiles en el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Junto con esto permanentemente hay mucho trabajo particular, que es lo que realmente me ayuda a mantener todo lo que hago. Le tengo un gran cariño al Instituto, una alianza muy grande con él. Soy muy privilegiado también de tener mi plaza en el INAH, que de hecho la concursé.
Me siento muy orgulloso de mi escuela, de este país. Yo nunca me he querido ir porque yo creo que aquí en México tenemos muchas cosas por hacer. Este país me dió mi educación y creo que es muy importante dejar mi trabajo aquí. Aquí está mi familia, mis amigos, mi gato, mi biblioteca. Tenemos muchos problemas que resolver y por eso mismo hay que seguir.
Hasta aquí mi Carpeta de moda de la semana, espero que les haya interesado el trabajo de Renato tanto como a mí, les dejo sus redes sociales para que lo sigan en cada uno de sus proyectos y viajes (comparte mucho en si Instagram). @renato_dosdos
La verdad que perfiles como él me dan energía de seguir encontrado personas que con su talento y trabajo tienen que ofrecer una mirada diferente al estudio de la moda.
Renato, muchas gracias por tu tiempo, seguimiento con el material y total disposición :)